Gofios de vidrio, jabones preindustriales, platos gourmet y, en el centro de todo, la barrilla canaria. Tal vez no te habías fijado hasta ahora, pero muchas de las costas de las islas Canarias se encuentran tapizadas por una planta que parece una paradoja viviente… y que se ha usado para todo. La paradoja que envuelve a la barrilla es recogida también en su nombre científico: “Mesembryanthemum crystallinum”. Esos “cristales” que imitan gotas de escarcha se encuentran por toda la superficie de una planta que crece en un entorno donde la escarcha ni está ni se la espera.

detalle de la inflorescencia de la barrilla
Detalle de la barrilla. Fuente: floracanaria.com
Detalle del tallo de la barrilla. Fuente: florandalucia.es

Usos de la barrilla canaria

Se trata de una planta común en muchas partes del mundo que crece en la costa de todas las islas Canarias y que no pasó desapercibida para los habitantes del archipiélago. Especialmente, en una época en que los recursos naturales nativos eran CLAVE para el desarrollo económico de las islas. Desde el siglo XVIII su uso principal consistió en la fabricación artesanal de jabones y cristal de calidad a partir de la sosa cáustica. Esta se obtenía quemando la planta seca en “quemeros”. Con sus cenizas se formaban “piedras de barrilla” que se exportaban a distintas partes de Europa. Tal fue su importancia que llegó a cultivarse en Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y el sur de Tenerife.

Pronto se convirtió en una importante actividad económica no solo para los canarios, sino para los maestros barrilleros de Baza y el Levante español que acudían a las islas para obtener la sosa cáustica a partir de esta planta. La industrialización de la producción de sosa y su falsificación acabó con esta fuente de ingresos en Canarias y muchas personas que apostaron por este negocio acabaron emigrando a América.

El precio de este producto ha bajado en una proporción enorme y la sosa de Fuerteventura, tan buscada anteriormente, no encuentra ya salida. [...] Los falsificadores han destruido esta rama de la industria indígena y, al mismo tiempo, han arruinado a una multitud de desgraciados que fabricaban a conciencia su sosa y que, a pesar de su bajo precio, sacaban una remuneración razonable

Traducción de José Antonio Delgado Luis de la obra de Verneau: “Cinco años de estancia en las islas Canarias” tomada directamente de la Fundación Orotava.

Durante los periodos de hambruna también sirvió para hacer “gofio de vidrio”, una especie de harina que servía de alimento a la gente más pobre. Las plantas secas se llevaban a lavaderos donde se dejaban en remojo. Cuando se abrían los frutos se extraían sus semillas para tostarlas y molerlas en molinos de piedra y hacer gofio. Curiosamente, los canarios prehispánicos ya aprovechaban las semillas de cosco (M. nodiflorum), una especie similar como sustitutivo de los cereales

gofio de cosco
Imagen de gofio de cosco. Fuente: https://fuerteventuraenimagenes.com/gofio-de-cosco/

En medicina, la barrilla canaria también ha sido empleada para tratar algunas enfermedades pulmonares. Mientras que sus hojas fueron utilizadas para problemas hepáticos, renales y para el tratamiento de la disentería.

En la actualidad, la barrilla es empleada en la cocina moderna y gourmet, donde sus hojas sirven como guarnición de entrantes fríos y para hacer ensaladas con un poderoso “sabor a mar”. Existen incluso apicultores que hacen miel del néctar de la barrila.

Virtudes y riesgos de la barrilla canaria

Hasta ahora, hemos hablado de sus usos, pero hemos ignorando la característica principal que cautivó nuestra atención y seguramente la de los primeros seres humanos que se fijaron en ella para buscarle utilidades. Sus cristales o “gotas de escarcha”. Estas “gotas” son células voluminosas formadas por cristales de oxalato cálcico cuya función es reducir la transpiración de las plantas. Además, expulsar los excesos de sal que absorbe en suelos muy salinos. Debido a esto, se considera que esta especie tiene gran potencial para desalinizar suelos y favorecer procesos de biorremediación.

Sin embargo, u capacidad para tapizar suelos y crecer en entornos erosionados y muy salinos hacen que la barrilla tenga una gran capacidad invasora. Ya se han detectado algunos casos en México y California.

Una planta nativa de las islas con decenas de usos y una capacidad increíble para conservar el suelo. Pero también una especie invasora temible fuera de su entorno natural. Esas son las dos caras de la barrilla. Una planta que realmente parece una paradoja viviente.

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